Vuelve un momento después con un señor con barba y con cara
de buena persona que me dice que le acompañe y yo le sigo con los nervios desquiciados.
Antes de sentarnos me dice que no me puede coger el cheque porque he llegado
tarde pero que vamos a mirar si el piso aún está libre para que pueda volver
mañana a reservarlo. Lo miramos y efectivamente está libre.
-¿Me puedes decir también el valor exacto del cheque? No
estoy segura de que sea el que traigo.
Me lo dice y es exactamente la cantidad que traigo.
El hombre de barba y cara de buena persona se pone a mirar la
información del piso que quiero comprar y me dice con una sonrisa:
-Pues te llevas una casa bien bonita.
-Bueno, eso sí no llega antes otra persona con el cheque
mañana por la mañana.
Le dedico una sonrisa nerviosa (más que nerviosa, histérica) y me doy cuenta al momento de que esa sonrisa le ablanda porque mirándome muy fijamente me dice:
-Espera aquí un momento.
Se levanta y se marcha.
Al poco llega mi padre que estaba fuera aparcando el coche.
Le cuento lo que se ha perdido hasta ahora.
-No te preocupes. Si hay que hacer noche en la puerta para
estar aquí los primeros, pues se hace noche. Esa casa es para ti.
El hombre se ha reunido en la puerta de un despacho con dos
o tres personas más y discuten algo. Les veo a todos desde donde estoy sentada. De pronto se da la vuelta y viene hacia
nosotros.
-Lo único que siento es que hayas tenido que esperar tanto
tiempo ahí fuera.
No lo puedo evitar. Rompo a llorar como una niña pequeña. Veo
que el hombre está sonriendo mientras me mira emocionado y escucho a mi padre
llorar a mi lado también.
-Porque… estás ahí fuera desde antes de la una y media,
¿verdad? No nos habíamos dado cuenta de que todavía había gente esperando para
entregar un cheque.
Le digo que sí con la cabeza.
-¿Por qué lloras Estefanía?
-No me lo creo
-Mira, vamos a hacer una cosa.
Levanta el teléfono y le dice a alguien que reserve el piso
tal que está en tal calle, mi casa, para que aparezca reflejado en internet.
-¿Ves Estefanía? Ya no te lo quita nadie. La casa es tuya.
El hombre de barba y cara de buena persona me mira con una
sonrisa y tengo la sensación de que darme el piso le ha alegrado el día. Su
sonrisa es sincera y también sus palabras.
Hablamos durante un momento mientras me prepara el documento
que tengo que firmar. En ese momento me llama Ana, mi hermana pequeña:
-¿Lo has reservado? Si no es así te lo acaban de quitar.
-Sí, es para mí. La reserva la he hecho yo.
Después de colgar seguimos con la firma del documento. Yo
tengo una sonrisa de oreja a oreja y de vez en cuando me caen lágrimas como si
fuera un grifo abierto. ¡Qué momento más emocionante! El hombre me dice que por
favor deje de llorar porque se lo voy a pegar y se va a poner a llorar él
también. Y me fijo y tiene los ojos vidriosos. Lo dice en serio.
-Ya han pasado unos minutos. Vamos a mirar si han reservado
el piso ya en internet para que te quedes tranquila.
-Sí. No hace falta que lo mires. Mi hermana me ha llamado hace
un momento para decirme que ya está reservado.
Otra vez más le veo emocionado y sonríe porque no le llega
la voz para decir lo que quiere decir.
Cuando nos despedimos le ofrece la mano a mi padre y para
despedirse de mí se levanta, da la vuelta a la mesa y me dice:
-Estefanía, a ti te voy a dar dos besos porque me has
encantado y te lo mereces. Además, me recuerdas a mi hija Lorena.
Papá y yo salimos de allí en una nube justo cuando llama
Sandra. Le digo que lo hemos conseguido y se pone a chillar y a llorar. Como
ninguna podemos hablar colgamos rápido.
A mamá se lo quiero decir en persona así que vamos a casa de
mi abuela para darle la noticia. A todo esto papá está malito y mamá le ha
llamado varias veces y no le ha localizado. Mi hermana no le quiere coger el
teléfono para no estropear la noticia y yo tampoco porque sé que me voy a poner
a llorar así que la pobre está toda preocupada por papá cuando la vemos por
fin.
Y poco más. Esta es la historia que demuestra que hay veces
que es mejor no pensar las decisiones que se toman. Ha pasado un mes, todo
sigue adelante y yo aún lo estoy asumiendo…
Nota: la siguiente noticia que subieron en la página de la EMVS unas horas después fue que se había ampliado el horario de recepción de cheques ¡hasta las 17:00 horas! Se dieron cuenta de que no era fácil para la gente hacer todo en una mañana y tampoco perder varios días de trabajar para hacer gestiones.
Comentarios
Enhorabuena. La gente como tú se merece que en su camino aparezcan personas dispuestas a echarles un cable, porque sin duda, Fani, tú lo mereces.
Un besazo gordo
Besos!
Y menuda aventura le acompaña
Besos
Jose, sí, tiene final feliz. Menos mal. Yo creo que fue culpa del estrés que me pusiera a llorar allí mismo. Además no es porque sea la mía, pero no veas que casa más bonita que tengo!!! (Ainsss, y no tengo ni las llaves, jajaja)
Besos a los dos!!
Enhorabuena por tu compra por cierto!
Un beso
Esta entrada doble es de lo mejor que he leído nunca en un blog. Qué tensión, qué drama y qué final tan feliz!!!
Aparte, desde mi puesto de parásito social mola ver que el resto del mundo va dando pasos de gigante. Ya veréis cuando me toque a mí xD
Yo estoy esperando a que te ocurra a ti algo parecido. Me encantará leer tu aventura ;-)
Besos!
Besotes!!!