La casa de los osos

Llevo tiempo preocupada por el bienestar de ciertos seres vivos. En realidad debería decir que estoy preocupada por todos los seres vivos que hay sobre el planeta Tierra en este momento, aunque es cierto que en especial lo estoy por los que viven (o deberían vivir) rodeados de hielo, nieve y frío. Osos polares, pingüinos, focas... que viven estos días un tanto desorientados.

Cada día que pasa, cada vez que tacho un nuevo día en el calendario, me doy cuenta de lo terrible de la situación. Pasó el día 1 y luego el 2, el 3, el 4, el 5, el 6, el 7, el 8, el 9, el 10, el 11, el 12, el 13, el 14, el 15,... y finalmente el 31 de octubre. Después entró noviembre y pasó igual. Primero el día 1, luego el 2, todos llegaron y marcharon en riguroso orden a pesar de que en la calle seguía haciendo calor. Hoy es 16 de noviembre y he paseado a las 19:00 de la tarde, ya de noche, por las calles de Madrid con una camisa de manga corta y una chaqueta. El abrigo iba colgado del brazo y he llegado sudando a casa. Quien me conoce sabe que cualquier día que ya haya anochecido no salgo a la calle si no es forrada como una cebolla de pies a cabeza. Es decir, que soy friolera. Muy friolera. Y el hecho de que en pleno mes de noviembre llegue con calor a mi casa cuando ya no queda ni un rayo de sol me parece que es como para preocuparse.

No soy muy dada a poner vídeos en el blog. De hecho es el primero que pongo, pero me ha parecido importante ponerlo y aquí está.

Para el que no sepa inglés el texto del anuncio dice: CALENTAMIENTO GLOBAL: cuando lo sientes ya es demasiado tarde.

Sólo espero que, como dice el anuncio, no sea demasiado tarde y esto tenga remedio aún.

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