Hay días que te levantas con el pie torcido por lo que sea y que parece que ya no habrá forma de mejorarlo; sin embargo sabes -y no te cabe ninguna duda de que será así- que cuando un día de estos se te cruza hay muchas maneras de conseguir que el cabreo y la mala leche vayan en aumento.
El elemento en cuestión del día de hoy se llama Alejandro, y me ha machacado la cabeza todo el atrayecto en metro desde Plaza (de) España hasta Plaza (de) Castilla con la pregunta: "Mamá, es esta parada ya, ¿verdad?" "Corre mamá. Ya se cerraron las puertas, ¿viste?" "¿Es esta parada?" "¿Es ésta ya?". La madre bastante harta del niño ya le ha gritado en un par de ocasiones diciéndole: "¡Basta Alejandro! ¡Ya basta! Yo te avisaré cuando lleguemos porque todavía faltan muchas paradas" El niño dice "vale", pero cuando el tren vuelve a parar en la siguiente estación pregunta: "Mamá, ¿ya es ésta?" "¿Cuánto falta?". A todo esto yo iba intentando leer un nuevo libro que, en un alarde de optimismo, compré en idioma inglés y ahora ya no sé si el protagonista estaba en un juicio o llegando a Plaza Castilla para entrar a declarar.
Aquí os dejo mis últimos pensamientos dedicados a Alejandro: tanta paz lleves como descanso dejas. Porque de verdad pocos niños más brasas que éste he conocido yo en mis (casi) 29 años.
Podría decirse que el día ha mejorado un poco cuando le he perdido de vista.
El elemento en cuestión del día de hoy se llama Alejandro, y me ha machacado la cabeza todo el atrayecto en metro desde Plaza (de) España hasta Plaza (de) Castilla con la pregunta: "Mamá, es esta parada ya, ¿verdad?" "Corre mamá. Ya se cerraron las puertas, ¿viste?" "¿Es esta parada?" "¿Es ésta ya?". La madre bastante harta del niño ya le ha gritado en un par de ocasiones diciéndole: "¡Basta Alejandro! ¡Ya basta! Yo te avisaré cuando lleguemos porque todavía faltan muchas paradas" El niño dice "vale", pero cuando el tren vuelve a parar en la siguiente estación pregunta: "Mamá, ¿ya es ésta?" "¿Cuánto falta?". A todo esto yo iba intentando leer un nuevo libro que, en un alarde de optimismo, compré en idioma inglés y ahora ya no sé si el protagonista estaba en un juicio o llegando a Plaza Castilla para entrar a declarar.
Aquí os dejo mis últimos pensamientos dedicados a Alejandro: tanta paz lleves como descanso dejas. Porque de verdad pocos niños más brasas que éste he conocido yo en mis (casi) 29 años.
Podría decirse que el día ha mejorado un poco cuando le he perdido de vista.
Comentarios
Y la madre otra igual... Anda que no hay juegos para que el niño disfrute el trayecto en lugar de tener que desear su final con tanta vehemencia.............
A mi me ha hecho gracia lo de poner "(de)" entre las plazas y Castilla y España, por otras tierras dicen de nosotros (de los madrileños) que nos comemos mucho esos "de"!!!
Carlos, ya te echaba de menos!! :-p Qué ha pasado con tu blog? No soy capaz de verlo bien... Sí, lo de poner Plaza (de) Castilla iba con intención. A mí también me han dicho lo mismo que a ti (y, ¿sabes qué? Que tienen razón al decirlo, jeje)