Madrugón

Y escribo lo de madrugón entre bostezos... Anoche me acosté sobre las 00:15, pero por culpa de un café que tomé a medio día, o simplemente porque no estaba suficientemente cansada, me dieron más de la 01:30 metida en la cama sin poder pegar ojo. Todo habría ido bien si no hubiese sido porque me han despertado las sirenas de los bomberos a las 07:50.

Han parado demasiado cerca de casa, y como ya sabéis que la curiosidad mató al gato, me he levantado a mirar por la ventana no fuera a ser que estuvieran en mi aparcamiento.

Pues sí, ha sido el caso.
He salido al pasillo y he visto a mis padres durmiendo super tranquilos y he decidido comprobar qué pasaba antes de dar la voz de alarma. Había dos camiones de bomberos enfrente de mi portal, uno de ellos con escalera. Al momento ha llegado un coche patrulla también, pero ni policía ni bomberos parecían muy nerviosos (aunque olía bastante a quemado tanto por el patio interior como por la ventana que da a la calle) por lo que he decidido no despertar a mis aitas. Mal hecho, porque ahora tengo a mi padre cabreado porque no le he avisado. Se han despertado cuando ya había pasado lo más emocionante. Esto es, que han subido dos bomberos por la escalera hasta el tercero, han subido el toldo, han entrado en la casa y han apagado lo que yo imagino que era un pequeño fuego causado por un cigarro (Lo del cigarro me ha parecido entendérselo a un bombero mientras se lo decía a otro por señas, pero vamos que viniendo del piso que viene me lo creo perfectamente).

Hoy ha quedado en un susto, pero el vecino que lo ha provocado, que por cierto no estaba en casa, cualquier día nos da un disgusto.

Sólo espero que nos pille a todos fuera de casa.

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