He olvidado lo que iba a poner

Cuando tenía unos dos años una hormiga de cabeza y cuerpo gigante me mordió el dedo cuando pasaba arena de un montón a otro. Recuerdo que salté, chillé y esperé hasta que alguien la mató y me libró de tanto sufrimiento.

Creo que ese es el primer recuerdo que tengo de toda mi vida.

Hay cosas que recuerdo a menudo y otras en las que casi prefiero no pensar. Esas cosas muchas veces se pierden en la memoria y no vuelven a aparecer nunca a no ser que las busques con mucho ahínco e incluso, en algunas ocasiones, ni con esas. Sencillamente, se han evaporado para dejar espacio a otras nuevas. Normalmente cuando eso ocurre es porque no eran lo suficientemente importantes.

Sin embargo hay cosas que no pensamos a diario pero que recordamos a la perfección cuando nos toca, por una cosa o por otra, rescatarlas de su rincón en la memoria. ¿Quién no recuerda su primer beso? ¿O su primera vez? ¿Y qué me dices de ese viaje que hiciste con amigas cuando estabas en el instituto? ¿O el concierto que tanto te gustó? Son cosas que están ahí. Existen porque nosotros queremos que existan. Existen porque no las hemos olvidado. Porque podemos rescatarlas cuando nosotros queramos.

Pero, ¿qué ocurre cuando todo eso se pierde? Cuando sabes que hay algo que crees que sabes pero no sabes lo que es. Cuando te piden que cuentes una historia que has contado miles de veces y no sabes de qué te están hablando. Cuando eres consciente de que no consigues recordar tu vida. El primer beso. La película que tanto te gustó y que tantas veces has visto. El libro con el que reiste y lloraste. La familia que siempre ha estado a tu lado. Los amigos que has elegido a lo largo de tu vida y que tú has decidido que estén siempre contigo. El sonido de las olas del mar al romper en la orilla. El olor de la cena de nochebuena. Las risas con tus hermanas. ¿Qué pasa cuando no recuerdas nada de eso?

Hoy es el día Mundial del Alzheimer y todos los telediarios se han hecho eco de la noticia. Nuestra memoria es selectiva y sólo recordamos algunas cosas cuando vamos a rescatarlas de la memoria. Por ejemplo, sólo nos acordamos de los enfermos de Alzheimer el 21 de septiembre. Tampoco creo que sea malo, no sé. Por lo menos recordamos que tenemos que recordar una vez al año.

Hoy he visto a señores y señoras de cierta edad en las noticias. Perfectos fisicamente hablando pero completamente perdidos si nos fijamos en su cabeza. Sin embargo se les veía felices. Quizás ya no sepan quienes fueron en un pasado o quienes podrían ser en estos momentos y por eso se les veía sonreir, porque lo cierto es que el Alzheimer es una enfermedad cruel.

En Pasaba por aquí también quiero hacerme eco de la noticia y recordar, por todos aquellos que no pueden hacerlo, el día Mundial del Alzheimer.

Comentarios

la emperatriz de lavapiés ha dicho que…
Me gusta mucho cómo lo has enfocado. No sé qué decir, y no porque lo haya olvidado.
Narayani ha dicho que…
Gracias Emperatriz!
Carlos ha dicho que…
Muy buen post, si señora (o señorita, o niña o chica o tia o ...)

A mi también me parece una enfermedad muy cruel, la viví de cerca e impresiona.

¿Has visto "Memento"? Es muy buena, no es alzheimer pero bueno ...
Narayani ha dicho que…
Sí, he visto Memento. Impresionante el final.

Yo no he sufrido la enfermedad de cerca pero conozco gente que sí y es terrible.

Me alegro de que te haya gustado el post. Por cierto, he llegado tarde a eso del chat y no te he visto hasta que no ha pasado un rato. Para la próxima estaré más atenta :-)
Silvia ha dicho que…
Yo solo te puedo remitir a un texto que escribí hace mucho tiempo. Si tienes un ratito, léetelo: http://loscuentosdebastian.com/dulces-gestos-y-tiernas-miradas-un-cuento-muy-especial

Así es como viví yo de cerca la enfermedad... Y sí, es terriblemente cruel porque muchas veces nuestras vidas estan hechas de pedacitos de recuerdos y sin ellos, ¿quiénes somos?

¡Gracias por recordar este día! Un gran entrada. Besos
Silvia