El velo negro

Este sábado tengo una boda. La última boda de la temporada de hecho, y aunque tengo el vestido desde hace tiempo todavía me faltan algunos complementos. Bueno, mejor dicho, me faltaban, porque ayer por la tarde fui a comprar el chal que era lo único que no tenía.

Hace unos meses en clase de danza del vientre empecé con el velo. Sólo dimos 2 ó 3 clases con él, pero aún así nos pidieron que compráramos uno, así que me dirigí a Lavapiés en busca de la tienda especializada que nos había recomendado la profesora y me compré uno. Uno naranja. Muy grande. Y muy bonito. La tienda me gustó mucho y el dueño me pareció encantador. He de decir (aunque lo haré bajito para que no me oiga la Emperatriz de Lavapiés) que no me he movido mucho por esa zona de Madrid nunca así que supe que, o me iba en metro a casa o me perdería por las calles y acabaría dando vueltas en círculos sin saber a dónde ir ni mucho menos por dónde. Pero como yo quería ir andando, porque no me gusta mucho el metro, le pregunté al dueño de la tienda cómo podía llegar a Sol andando a lo que él me contestó, dibujando en un cartón que tenía por allí: "Estamos aquí. Tienda aquí. Subes calle hasta que ya no puedes subir más y giras derecha. Derecha, ¿vale? No izquierda. Izquierda es más corto pero más peligroso. No vayas izquierda. Ve a la derecha. Izquierda gente mala." Miró su reloj y vio que ya eran alrededor de las 20:00; empezaba a anochecer. Agitó la cabeza como quitándose una idea de la cabeza y volvió a decir: "Camino de la derecha, ¿vale? Ya es tarde y en el camino de la izquierda hay gente mala" Ante tales recomendaciones ni se me ocurrió ir por la izquierda, claro.

La segunda vez que fui a la tienda fue hace unas tres semanas. Teníamos la gente del Muro (así nos llamamos los amigos del barrio) una boda, y mi hermana mayor necesitaba un chal que le fuera con su vestido nuevo. Le dije que yo había comprado hacía un par de meses un velo para mi clase de danza del vientre y que podría servirle perfectamente para la boda. El mío no, claro, que los colores se daban de galletas. Pero le dije que allí podría encontrar uno del color que quisiera, así que nos fuimos a la tienda para comprar el chal, (¡digo, el velo!)

La tercera vez que fui a la tienda fue ayer. Como he comentado tengo una boda mañana y ayer aún no tenía el chal, así que ni corta ni perezosa me fui para allá para comprarme otro velo. Esta vez negro. Cuando lo pagué el dueño de la tienda quiso darme conversación y me dijo si era mi primer año (dando clase se supone) y le dije que en verdad lo quería para usarlo de chal en una boda. No se enfadó. No se sorprendió. Pero pareció defraudado y me dejó bastante chafada, sobre todo cuando con voz muy baja me dijo: "Pensé que eras bailarina..." Enseguida rectifiqué y le dije sí, que daba clases y que iba a empezar el segundo nivel, pero ya no parecía interesarse en mi conversación.

Pero de todo eso lo que más me quedó en la cabeza fue: ¿puede decirse que soy bailarina? La mayoría de gente que me conoce dirá que no porque nunca me han visto bailar a pesar de que me lo han pedido varias veces. De hecho yo misma no me considero tal (de ahí que nadie me haya visto bailar nunca). No me gusta como lo hago, pero espero aprender con el tiempo y mejorar al menos lo justo para hacer la competencia a Shakira.

El caso es que una vez en casa con todos los complementos listos y el vestido en el armario no he podido por más que probarme todo junto y el resultado me gusta bastante. Además el velo, si no lo llevo por los hombros puedo atarlo a la cintura con un nudo y queda la mar de bien.

Sin embargo no todo es bonito en esta historia porque llevo un palabra de honor monísimo y ... ¡horror! se me cae hasta el infinito (y más allá). No sé cómo puedo sujertarlo para que no baile tanto de un lado a otro. Al final veo que se me va a salir un pecho y voy a ser la comidilla de la boda...

Comentarios

Carlos ha dicho que…
Joer que gusto llegar del trabajo toda la semana y navegar por internet, encima me encuentro con un post de los que me gustan a mi, personal (cotilla que es uno), sencillo, de tamaño considerable para manetenerme enganchado un ratillo...

Y ahora comento, lo otro era un pensamiento:

Primero el título me daba para una novela sobre las diferencias entre llevar un velo negro de luto de los de antes y un velo islámico, tan d emoda hoy.

Segundo, lo del escote da no para una peli, sino para toda una vida, siempre te lo recordarán así que por tu bien, deja el baile por una boda!

Y tercero, me he quedado con la curiosidad de la zona de gente mala, ¡danos algún dato más!

Carlos (como el Guadiana, aparezco y desaparezco)
la emperatriz de lavapiés ha dicho que…
Lo he pasado mal durante todo el post, temiendo que en alguna de las visitas a la tienda giraras a la izquierda, jeje. No tenía ni idea de que dieras clases de danza del vientre...
Narayani ha dicho que…
jajaja, os veo a los dos con ganas de saber más sobre el camino de la izquierda... Un día que pase por allí (y sea de día, claro) me pasaré para contar qué veo :-)

besos a los dod
Arkangel ha dicho que…
Pues no se yo mucho de bailes...pero a mi Shakira, no me gusta como baila, será que tampoco me gusta su música, ni su cuerpo, ni su cara...
Y no sé porque hay que preocuparse de que se te salga un pecho...fijate con Janet Jackson...si no paso "casi" nada y eso que era marketing..
Carlos ha dicho que…
Narayani, estamos a martes y no has dicho nada ni del pecho fuera, ni del velo ni na de na ...
Narayani ha dicho que…
Jajaja Carlos. Perdona que olvidé contestarte... Pues lo que pasó fue que el viernes cuando me iba a la calle para cenar con una amiga le dije a mi madre que tenía un problemón y cuando volví ya estaba el vestido arreglado. Así que no hubo espectáculo en la boda :-)

Arkangel, a mí hay cosas de Shakira que no me gustan mucho, pero hay otras que me encantan (y sí, son esas cosas que me encantan las que me gustaría saber hacer, jeje)