Un buen regalo

Hay algo que hago entre dos y tres veces al año. Sí, ya sé. Para algunas cosas dos o tres veces serían pocas veces; pero para otras serían una barbaridad. Sin embargo para lo que me refiero hoy, tres veces al año está bien. No es ni mucho, ni poco. Es exactamente la cantidad justa.

Muchas veces no sabemos qué regalar a la gente y creo que eso es porque siempre vamos a lo material. Conozco personas que serían las más felices del mundo con un paquete lleno de abrazos para canjear cuando ellos prefieran, pero yo me empeño en buscar cosas materiales. Otra cosa importante es que hay cosas que se pueden regalar de manera anónima. Es decir, a gente desconocida. Pero, ¿por qué regalar a gente desconocida? Y lo más importante ¿qué puedo yo regalar a un desconocido? Pues bien, hay veces que no es necesario conocer a la persona que va a recibir el regalo para saber que le va a gustar, y eso es, ni más ni menos, porque le estás regalando algo tan vital que sin ello no podría vivir.

Yo he donado sangre desde que cumplí los 18 años. Unas veces con más frecuencia y otras con menos, pero creo que he ido todos los años desde entonces. Los últimos cinco o seis años siempre he ido acompañada de Santi, que por motivos personales se convirtió en asiduo, y, de vez en cuando, también de otras personas. Cuando pasan los tres o cuatro meses desde la última donación lo comentamos como quien no quiere la cosa: "Tenemos que ir a donar" "Vale" Y ya está. Normalmente lo que hacemos es aprovechar las tardes de domingo que no hacemos nada para ir al hospital y donar. Así también salimos de casa.

La semana pasada estuvimos en el Ramón y Cajal y vi un folleto que llamó mi atención. Entre otras cosas ponía que podías ver el nivel de reservas de sangre de la Comunidad de Madrid a través de la página web www.madrid.org/donarsangre. No lo he mirado hasta hoy y me he encontrado con esto:


Lo cierto es que podía ser peor, pero tampoco es como para lanzar cohetes.

Yo desde aquí quiero animar a todo el que se lo esté pensando o dude por algún motivo. No quita mucho tiempo. No cuesta dinero. Dan un refresco y algo de comer. Y sobre todo, tienes la sensación de estar ayudando a otras personas. En estas fechas que estamos no se me ocurre ningún regalo mejor que poder hacer a un desconocido.

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