Tanzania - Día 10

4 de septiembre de 2011

A pesar de sentirme como una reina dentro de la cama me cuesta mucho coger el sueño. He leído durante un rato y después me he levantado para coger música y escucharla entre las sábanas, pero aún así me ha costado mucho dormir. A media noche, cuando ya estaba dormida, me ha parecido oír ruidos fuera de la cabaña. Ramitas quebrándose y pasos pesados justo al lado de mi cama. También he escuchado barritar a un elefante, así que he supuesto que estaban pasando por nuestra cabaña no uno, sino varios elefantes. El resto de la noche he estado entre el sueño y la vigilia. No he dormido mal y he descansado, pero no ha sido un sueño profundo.

Cuando me levanto salgo al porche y veo que tengo los elefantes a 30 metros. Están comiendo y no parecen advertir mi presencia. Le digo a Santi que hay elefantes y no me cree, así que se queda metido en la cama un rato más. La verdad es que este sitio tiene mucho encanto. Es, creo, el sitio más bonito y especial en el que he dormido nunca.

Después de otra súper ducha con gotero recogemos las mochilas y nos llevamos todo al comedor para no tener que volver más tarde a la cabaña. Es muy bonito, sí, pero está lejos del edificio principal, así que hay que optimizar el tiempo. Vamos a buscar a Sarah y Sofía a su cabaña. Con las prisas olvido entrar a ver el cisne gigante que tienen por ducha ellas. Qué se le va a hacer…

Desayunamos tranquilamente en el mismo comedor en el que cenamos ayer. Sofía come algo que le sienta mal y termina su desayuno antes que los demás. Yo sigo sin elegir bien mis desayunos, pero tampoco es plan de quejarme.

Después de desayunar nos lavamos los dientes y vamos a buscar a Mohamed para hacer la excursión de hoy. Los massais salen a despedirnos a la puerta.

A la salida del hotel nos encontramos con más niños que quieren chucherías. Tenemos galletas, frutos secos, bollitos... En la foto se ve como vienen corriendo hacia nuestro coche.

Vamos a ir al Lago Manyara. De camino paramos a echar gasolina y un grupo de chicos se nos echa encima queriendo vendernos todo tipo de souvenirs. Al final es Sofía quien termina comprando (una gran compra, todo sea dicho de paso). Los demás miramos cómo regatea pero no nos atrevemos a comprar nada. Yo me arrepiento nada más arrancar pero ya es demasiado tarde.

Llegamos al Lago Manyara poco después. Volvemos a levantar el techo y a coger posiciones dentro del Jeep para comenzar el safari. Hoy estamos a más altura que ayer y la temperatura ha bajado un poco. Aún así hay una temperatura agradable y tenemos que echarnos crema solar para no quemarnos. Santi se ha echado crema por toda la cara pero no se la ha extendido demasiado bien, sin embargo cuando se lo decimos no nos hace caso y nos dice que le da igual así que le dejamos tranquilo. Más tarde al mirarse en el espejo ve que ha estado toda la mañana con la cara blanca. Hemos intentado decírselo pero no ha hecho caso…

Hoy comenzamos viendo monos y elefantes. Poco después encontramos hipopótamos también, una jirafa (un poco lejos) y distintas aves.

A la hora de la comida me regaña un guía por tirarle migas de pan a un pajarito que había por mi mesa, pero bueno, tampoco me importa. Se comerá las sobras más tarde igualmente… Hoy tenemos otra vez comida a la caja; el mismo menú de siempre.



Después del safari subimos a un mirador para ver el Lago Manyara desde lo alto. En cuanto llegamos aparecen dos chicos con un montón de collares en la mano. Después de un rato de regateo me llevo 5 por $9. Me ha timado, lo sé, pero no tengo ganas de regatear. Además se me da fatal y quiero los collares. Es el único souvenir que voy a comprar, me parece.

Después del mirador Mohamed nos lleva al hotel para que pasemos allí la tarde. Tenemos piscina, una gran terraza y muchas horas para no hacer nada de nada. La verdad es que me apetece mucho. El hotel no tiene nada que ver con el de ayer, pero aún así está bien, y lo mejor es que no hay nadie más que nosotros. La piscina y todo el recinto es para nosotros. Nada más llegar me doy una ducha para quitarme el polvo del safari y me bajo con Sofía y Sarah a la piscina. Charlamos, leemos y nos relajamos con un refresco cada una (en mi caso sólo medio debido a un aparatoso accidente con la botella de mi coca cola. He empapado una tumbona, una toalla y he, casi, vaciado mi botella. ¡Qué ridículo más espantoso! Nada más tirarlo ha aparecido un chico con otra toalla para sustituir la que he empapado). Después de un rato Sarah se mete en el agua pero me da pereza seguirla porque tiene pinta de estar muy fría y aún no he terminado el capitulo de mi libro que está muy interesante. Justo cuando decido meterme Sarah sale de la piscina, pero decide acompañarme cuando le digo que me voy a bañar. Nos hacemos varios largos caminando y charlando de distintas cosas. Pasamos un rato agradable en el agua (que por cierto está congelada)

Subo otra vez a cambiarme de ropa porque por la noche refresca un poquillo. Tenemos una importante partida de dados pendiente así que nos sentamos en la terraza antes de la cena para relajarnos mientras tomamos algo.

Después de la partida bajamos a cenar a la piscina. Están las mesas preparadas desde que hemos llegado. Hace frasquete pero no se está mal. El lugar es muy íntimo. Hay unas pocas luces alrededor de la piscina y las mesas tienen unas pequeñas velas que no alumbran demasiado. Las estrellas se ven a la perfección (aunque no tan bien como en las noches del Kilimanjaro) y el ambiente es muy agradable. La cena no es la mejor que hemos tomado, sobre todo si la comparamos con la de ayer. Ceno regular.

Nos encontramos con los chicos españoles de ayer que están con sus chicas (habría jurado que eran pareja) y charlamos un rato con ellos. Mañana harán el mismo recorrido que nosotros así que no descartamos encontrarnos de nuevo con ellos.

Hoy es la última noche que pasamos todos juntos y queremos hacer algo pero estamos tan cansados que no aguantamos nada más que un par de partidas de UNO. Nos vamos a la cama más o menos pronto (otra vez con mosquiteras) Mañana hay que madrugar mucho porque el parque que vamos a ver está más lejos y tenemos poco tiempo; Santi y yo tendremos que volver a la zona del Kilimanjaro para recoger nuestras cosas del hotel antes de emprender el viaje de vuelta.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La verdad es que me da mucha pena que este finalizando tu cronica del viaje, es muy amena y entretenida y es desde luego un buen reclamo para algun dia hacer un viaje tan estupendo como este.
Muchos besos, Sandri
Narayani ha dicho que…
Bueno, no te apenes tanto que después llega Turquía!! :-) Cómo os hemos echado de menos en Turquía, por cierto...

Besines