Turquía - Día 4

Lunes, 19 de septiembre de 2011

Duermo genial toda la noche. Me quedaría dentro de esta cama todo el día... Cuando me levanto y voy al baño estoy soñando con una ducha caliente, pero el agua que anoche quemaba, hoy vuelve a estar templada. Es decir, casi fría teniendo en cuenta la temperatura que me ha dado el edredón.

Dejamos todo más o menos preparado antes de ir a desayunar. Hace muy buen día y cogemos una mesa en la terraza para desayunar fuera. Sin embargo como es un buffet libre tenemos que ir dentro del restaurante-cueva a coger la comida.
Tenemos frutas, pan, huevos duros, quesos, miel, nocilla. La verdad es que todo tiene buena pinta y al final terminamos probando casi todo. Para muestra un botón, como se suele decir...

Volvemos a la habitación para terminar las maletas y después me paso a la habitación de Javi y Ana mientras ellos terminan de apañarse. Nos damos crema para el sol para evitar quemarnos porque el sol pega bastante aquí. Vivimos un momento bastante gracioso los tres pero mucho me temo que contado por escrito perdería toda la gracia así que lo dejaré para contarlo en persona en todo caso. Lo cierto es que somos bastante escandalosos con nuestras risas lo que hace que Santi nos oiga desde la habitación y venga a ver qué pasa. No le hace tanta gracia como a nosotros cuando se lo contamos, por eso prefiero no contarlo por aquí tampoco.

Shelma y el conductor del coche vienen a buscarnos para ir a dar un paseo. Caminamos entre las formaciones volcánicas durante algo más de una hora. Shelma creo que quiere ir un poco más rápido pero nosotros somos de pararnos en cada piedra a observar o para hacer fotos. Pasamos por anchos túneles que en ocasiones parecen cuevas. El sitio tiene mucho encanto y además no hay mucha gente así que se puede disfrutar mejor. Realmente estamos casi solos. De la poca gente que nos encontramos hay dos que llaman mucho nuestra atención. Una chica rubia con poses imposibles para las fotos, y una china de cierta edad que ha subido a una de las chimeneas (era una iglesia) y no sabe cómo bajar ahora. Cuando por fin lo consigue dice algo así como "lo conseguí" y nosotros, espontáneos como pocos, comenzamos a aplaudirla. Menos mal que se lo toma a bien y se ríe con nosotros.

El día de hoy tiene sobre todo imágenes porque no nos explican nada nuevo en este rato. Os dejo con una pequeña selección.

Cuando salimos del paseo llegamos a unos puestos donde venden zumos naturales y paramos a descansar. Por nosotros habríamos seguido sin parar, pero bueno, tampoco viene mal un zumito de naranja recién exprimido a mitad de mañana. Por cierto, está buenísimo. Aprovechamos para ir al baño (previo pago de 1TL). Después subimos a una antigua ciudad que está excavada en la piedra. Shelma no quiere subir, pero nosotros no nos lo pensamos y vamos hasta lo más alto. Cuando empezamos a subir un señor con sombrero me dice que si me hago una foto con él así que poso con él y nos hacemos una foto con mi cámara. Cuando me voy a marchar saca un papel escrto y me lo da. Es su dirección de hotmail para que se la envíe. Se las saben todas...

Justo un poco más arriba Ana está señalando un bicho que hay a su lado. El bicho es más un lagarto que un insecto, no os creais. Lo cierto es que mola mucho. Le sacamos varias fotos y cuando se cansa se da media vuelta y se esconde en su madriguera. Los colores de la foto está un pelín retocados para que se vea mejor.

Arriba empezamos a pasar de habitación en habitación (o de cueva en cueva, que es lo mismo) hasta que llegamos a la cima. Nos sentamos un rato para ver el paisaje antes de volver a bajar y aprovechamos para sacar algunas fotos.

Cuando llegamos a abajo nos están esperando para coger el coche e ir a comer. Le pregunto a Shelma por el azafrán que venden en los puestos y me dice que eso no es azafrán, sino un colorante que no da nada de sabor.

-Fani, el azafrán es más caro que oro. -Me dice Shelma. Así que ya sé que no tengo que comprar azafrán en Turquía.

La comida de hoy es en un buffet libre y como dice Javi: "Aquí es donde recupero mi dinero" Creo que es una frase sacada de la serie friends, pero no estoy segura. Lo cierto es que nos ponemos las botas. Ana no come mucha variedad, pero los demás probamos casi todos los platos. Eso sí, con poca cantidad en mi caso para no tirar comida después. Cuando me levanto para repetir me apetece de repente ensalada, y cuando echo la lechuga y la zanahoria en el plato y veo lo bonito que quedan los colores, me olvido de lo que me apetece y me centro en conseguir un plato colorido. Y creo que lo consigo...


Hay una cosa que está clara, y es que comemos con los ojos. Siempre. Imaginaos lo mal que lo pasé para decidir qué postre quería. ¡Con lo golosa que soy yo! Al final elegí con mesura y comí un poco de varias cosas. Buena elección.

Después de la comida vamos a un mirador donde se puede ver otra ciudad excavada en la piedra. La vemos desde dos ángulos diferentes. Es uno de los lugares más bonitos que hemos visto.

Mientras nosotros nos liamos a hacer fotos de distintos árboles con amuletos colgados Shelma se queda cerca del coche.


Cuando vuelvo hacia el coche Shelma me llama desde un puesto que vende Viagra Natural y me hace gestos de que vaya con ella.


Cuando llego me enseña uno de los frascos que veis en el lado izquierdo de la foto con tonos amarillos y naranjas. Es lo que ellos venden como azafrán. Según me dice Shelma esa información no puede ser más falsa. Es un condimento que únicamente da color, nada más. Me dice que el realmente bueno es el que tenemos en España.

No puedo evitar fijarme en los frascos de la derecha de la foto. La Viagra Natural, según ellos. En fin no hay más que ver el dibujo de la etiqueta para ver para qué sirve lo que hay dentro. Obviamente le pregunto a Shelma. Me dice que no es más que frutos secos triturados. Para los turcos todos los frutos secos son afrodisiacos, así que han decidido hacer una mezcla de todos y venderlos como potenciador sexual.

La última visita que tenemos programada con Shelma es una ciudad subterránea. Nos explica antes de entrar cómo y porqué están organizadas estas ciudades. Después nos acompaña hasta la primera planta y nos deja en manos de un amigo suyo que conoce muy bien la ciudad porque ella tiene claustrofobia y hay que bajar 5 pisos hacia el interior de la tierra. En algunos casos hay incluso que agacharse porque los techos son bajos, pero en ningún caso pasar de rodillas. Por lo menos nosotros no encontramos ninguno tan bajo.

La historia de estas ciudades es sencilla. Al ser la piedra muy fácil de excavar la gente comenzó a hacer despensas debajo de sus casas y más tarde túneles que comunicaba unos con otros. También los excavaban hacia abajo varios pisos de forma que al final quedaba algo parecido a un hormiguero gigante. La mayor parte del tiempo lo usaban como despensa, pero cuando atacaban la ciudad también servían de refugios. Tenían un sistema de cierre que funcionaba únicamente desde el interior, de modo que era imposible entrar pero sí salir. De todos modos, si por algún casual alguno de los atacantes conseguía entrar era su final, pues al ser un laberinto después no era capaz de salir.

El amigo de Shelma es muy simpático. Habla un poco de español y parece que quiere agradar, pero va como una moto, suda mucho (el pobre) y es un poco sobón. Nos coge a Ana y a mí del brazo para guiarnos por los túneles y no nos suelta hasta que le confirmamos que estamos bien. Está en todo momento atento a nuestros pasos.

La visita se me hace corta. Visitamos sólo hasta el nivel 5 porque los otros 3 están cerrados. Aparecen caminos por todos lados y hay muchos que están sin luz para las visitas. No es que en los 5 primeros haya mucha más luz, pero algo sí hay.

La visita a la Capadocia está llegando a su fin. Volvemos en el coche hasta la agencia donde nos despedimos de Shelma con bastante pena. A mí me ha caído bien.

Nos dejan ducharnos en la agencia, nos cambiamos de ropa y vamos hacia la estación de autobuses. Allí dejamos las maletas y nos vamos a comprar algo para cenar esta noche. Ya no nos van a volver a pillar con eso de que es un autobus de lujo y que te dan cena. La compra consiste en pan, batidos de chocolate y pistachos. Tenemos embutido que Ana compró en España y pensamos hacer bocatas antes de dormir.

Llegamos al bus y vemos que son el mismo conductor y el mismo azafato del viaje de hace dos noches. El viaje comienza bien. Se pasa bastante rápido mientras comemos pistachos (unos más rápidos que otros) Alguno es lento comiendo y otros se entretienen hablando, así que es posible que la repartición sea un poco desigual.

Al azafato parece molestarle todo lo que hacemos y una de las veces que pasa nos damos cuenta de que hay un pistacho en el suelo justo a nuestro lado. Ana está en un lado del pasillo y yo en el otro. Decidimos deshacernos de cualquier prueba que pueda incrimarnos así que nos liamos a darle patadas. Lo intentamos desde varios ángulos hasta que al final una de las dos, no recuerdo quien, le da un puntapié que lo manda a Parla. Claro, nos entra la risa y el azafato nos mira como si hubiéramos hecho algo malo.

Delante de los asientos que tenemos Santi y yo se sienta una pareja de rusos jóvenes. Se bajan bastante pronto, pero antes de hacerlo nos preguntan de dónde somos. Ella dice que somos españoles y él que somos italianos. No se quieren bajar del bus sin resolver su duda porque parece que han apostado algo.

Por fin decidimos cenar cuando casi todo el mundo está durmiendo ya. Abrimos nuestro lomo y nuestro... ¡chorizo de cantimpalo! Nos vuelve a dar la risa al abrir el sobre envasado al vacío y llenar el bus de perfume de chorizo. En fin, que somos españoles y es lo que hay. No nos tiene que dar vergüenza este tipo de cosas, aunque en el fondo me estaba muriendo del corte.

De camino hacemos una parada para ir al baño y después pasamos la noche en el bus mal durmiendo. Entre sueños tengo la sensación de que el bus va muy rápido y de que coge las curvas a dos ruedas. No voy demasiado cómoda con este conductor, pero es el único que tenemos...

Comentarios

MEN ha dicho que…
No he estado nunca en Turquía pero es uno de los países que por su historia y su cultura me encantaría conocer. Siempre me han llamado la atención sus paisajes, la mezcla de culturas. Me encantaría poder visitar esas misteriosas ciudades subterráneas que siempre me han llamado la atención. En fin hay tantas cosas que me gustaría conocer. Gracias por compartir tu viaje y tus experiencias con nosotros. Si no te importa me quedare por aquí para seguir ”viajando” contigo.. Un bessito
Narayani ha dicho que…
Claro que no me importa MEN, al revés, un placer tenerte por aquí.

En cuanto tenga un ratillo me pasaré por tu blog para cotillear un rato ;-)

Besos!
Anónimo ha dicho que…
pues sí!! tengo que decir que el conductor conducia realmente fatal... me desperté dos veces pensando... que se va el chaval, que se va por el barranquillo!! jejej... qué susto!!!
Narayani ha dicho que…
Yaaa, yo tenía la sensación de estar soñando todo el tiempo que nos estampábamos con algo... Que mal rato!
Trinita ha dicho que…
Impresionante las fotos de Capadocia... Envidia sana ;) Lo apuntaré como posible destino en un futuro incierto...
Narayani ha dicho que…
Trinita, la verdad es que está genial. Muy recomendable :-)

Justo el otro día le pedí a Carlos la dirección de tu blog. Tengo que pasarme por allí :-p

Besos!