19 de agosto de 2012
He dormido mejor de lo que había esperado. Parecía que iba a
hacer mucho calor pero al dormir con la ventana abierta he llegado a tener
incluso un poco de fresco. Cristina y yo hemos dormido juntas en una cama en la
que ni nos hemos rozado. ¡Es enorme! Cristina se levanta con el cuerpo lleno de
picotazos pero yo no tengo nada. ¡Es mi antimosquitos! Nos levantamos pronto,
pero no tanto como Santi quería, pero es que ¡estamos de vacaciones! y también
hay que descansar.
Hoy el día lo haremos prácticamente sin coche porque vamos a
estar en Dubrovnic. Bajamos andando y callejeando llegamos hasta el centro
histórico. Se supone que una vez allí lo bonito es subir a la muralla así que
después de dar un mini paseo alrededor nos decidimos a subir. La entrada se
puede comprar a precio reducido con un carnet de estudiante (así que si vais a
ir y tenéis alguno usadlo siempre que podáis) Cris y yo no tenemos, pero Javi,
Santi y Ana usan el de la escuela de idiomas y como llevamos un bote con el que
pagamos todo pues nos sale más barato a todos, así que se puede decir que Cris y yo nos beneficiamos de que el resto esté estudiando inglés en la Escuela Oficial. Durante una parte importante de
la mañana paseamos por la muralla viendo las vistas y soportando el calor, que
es bastante exagerado. No es muy tarde, pero teniendo en cuenta la posición del
sol es como si en pleno agosto saliéramos a visitar Toledo a las dos de la
tarde.
La ventana a Dubrovnic
Cuando bajamos de la muralla a la calle más comercial
buscamos como locos un sitio para tomar un refrigerio y sentarnos un rato.
Encontramos un bar en un callejón con poca gente, completamente en sombra y con
unas mesas altas con taburetes. El sitio, por dentro es, por cierto, muy raro.
Como si fuera un bar de copas con la luz muy tenue y luces de neón abierto a las 12:30
y en el que te sirven desde nuestras cervezas y refrescos hasta tés, cafés y
copazos (lo que me llamó la atención fueron los tés y cafés no pegaban nada)
Después del refrigerio paseamos un rato por la calle principal y nos
encontramos con una fuente gigante con un montón de chorros donde todo el mundo
está bebiendo y metiendo la cabeza para refrescarse. El calor es importante.
Después de eso empezamos a buscar un sitio para comer. Lo normal en estos
casos es mirar un montón de sitios con
buena pinta y al final entrar en el peor. Siempre nos pasa lo mismo así que no nos pilla por sorpresa. Comemos en una terraza en un
callejón, en una pizzería. No es la mejor comida pero a mí, personalmente no me
desagrada. Hay quien no opina lo mismo.
El ancho de la mesa y el sitio en el que estaba Javi haciendo la foto es todo el espacio que había de pared a pared en el callejón. (Foto: Santi)
Después de comer volvemos
con todo el calor a casa, la cuesta que esta mañana hemos bajado ahora toca
subirla, así que llegamos todos sudando, pero sudando como no había sudado
nunca, ¿eh? ¡Qué horror! Nos cambiamos de ropa y cogemos las cosas para ir a la
playa. Hemos decidido ir a la de Copacabana aunque no sabemos muy bien cómo
llegar. Cogemos el coche que esta vez le toca a Santi (yo ya he dicho que no
quisiera cogerlo en Dubrovnic por las cuestas que tiene) y salimos a buscar la
playa. Tardamos un ratito, que pasamos callejeando por calles no muy anchas, todo sea dicho de paso, pero al final llegamos. Desde
donde dejamos el coche hasta el agua no creo ni que haya 100 metros. ¡Por fin!
Las playas, como ya sabíamos, son casi todas de piedras y ésta no iba a ser
menos. Cogemos sitio en primera línea y nos metemos con nuestras cangrejeras
para que no nos hagan daño los pies. Esto es fundamental. Nota: No vayáis a Croacia
sin zapatillas para las playas. Os salvarán el viaje. El sitio está muy bien, a
parte de las piedras, claro. A esta hora ya no hay mucha gente y en el agua se
está fenomenal (a mí es que me encanta el agua) Cuando se va el sol nos cambiamos de ropa y decidimos ir al centro a cenar.
Puesta de sol en la playa de Copacabana
Intentamos encontrar un sitio para aparcar el coche, pero entre que no vemos ninguno y que no sabemos cómo funcionan los parquímetros terminamos, después de casi una hora, dejando el coche en casa y bajando andando al centro.
Esta mañana paseando por la ciudad hemos visto una terraza con una pinta estupenda donde había raciones de mejillones al vapor, calamares, arrocitos y pescaíto frito y nos hemos propuesto cenar ahí. Damos varias vueltas viendo la ciudad y buscando el restaurante y al final damos con él. Es justo el que tiene una cola más o menos igual de larga que la del INEM. Nos plantamos allí y decidimos esperar. A mí no me habría importado ir a otro sitio a cenar porque hay muchos restaurantes, pero los demás votan por quedarse así que la mayoría gana.
Por fin nos toca sentarnos, después de casi una hora, y nos atienden muy rápido y muy bien (¡menos mal!) La verdad es que parece que la espera ha merecido la pena. Nos traen la comida muy rápido y cenamos muy bien aunque no ha sido una cena muy abundante. Como antes me han prometido que comeremos un helado después de cenar no propongo pedir ningún otro plato.
La cenita en la terraza (Foto: Santi)
Después de cenar vamos a por el helado que teníamos pendiente. La costa de Croacia se encuentra justo frente a la costa italiana y hay mucho, sobre todo en alimentación, que recuerda mucho a Italia. Los helados y las pizzas son dos de esas cosas.
De camino a casa, subiendo unas escaleras en un callejón, Cris nos enseña un erizo. Nunca había visto uno en persona y me parece una monada. Intentamos hacerle fotos pero no es tarea fácil y al final nos vamos sin haber conseguido una en la que se le vea bien. El resto del camino lo hacemos sin más visitas inesperadas y llegamos bastante bien a casa. El camino es más corto ahora porque hemos encontrado un camino más directo; también llegamos menos cansados porque hemos encontrado unas escaleras que nos quitan la difícil tarea de subir la cuesta que nos lleva a casa. Ahora sólo tenemos que subir por la cuesta el último tramito.
El día ya no da más de sí, así que cuando llegamos nos vamos casi directamente a la cama. Mañana hay que hacer maletas y preparar todo para ir a Split, donde pasaremos también dos días. Dubrovnic ha estado bien pero no es tan espectacular como me había esperado, seguramente por culpa de las aglomeraciones de gente en toda la ciudad. En fin, nos vamos a dormir que estamos cansados.
Comentarios
Besotes!!!
Besos!
Un beso
Besis
Anita