26 de agosto de 2012
Nos levantamos a las 5:30 para coger el ferry a Venecia. Hacemos
el camino que anoche hicimos desde el puerto pero esta vez con maletas y en
sentido inverso, claro. Esperamos durante un rato a que llegue el ferry y una
vez dentro nos ponemos en marcha enseguida. El camino es tranquilo. El que
puede dormir, duerme, y el que no pues se entretiene como puede. Hay olas
bastante grandes y por nada del mundo se puede salir al exterior. Vamos
sentados en filas de asientos que a mí me recuerdan a un cine.
Esperando para subir al ferry en Croacia (con sol)
Cuando llegamos a Venecia está lloviendo. Pero, ¡qué mala
suerte! La gente nos dice que hacía meses que no llovía. Pues ¡qué bien!...
Bajamos del ferry, esperamos a que saquen nuestras maletas y comenzamos a andar
en dirección al hotel. Hay charcos y yo llego con las piernas manchadísimas por
detrás. Menos mal que llevo pantalón corto porque si no habría acabado la ropa
para tirar… Andamos durante un buen rato hasta que encontramos el hotel
escondido en un mini callejón. Es un palacete con no sé cuánto tiempo de
antigüedad. Nos registramos y subimos a la habitación. Una habitación gigante
con camas para cinco personas, techos altísimos y vistas a un canal. Desde la
ventana se ve el edificio de enfrente a unos cuatro metros. Abajo el agua y las
góndolas pasando de vez en cuando. Dejamos las maletas y nos vamos a dar un
paseo. Callejeamos sin rumbo fijo y hacemos fotos por doquier. Los canales, las
calles, los puestos, los edificios… Todo nos llama la atención.
Nuestro hotel por el patio trasero

Tienda de máscaras (conmigo en el espejo del fondo)
Góndolas
Después de un rato nos entra hambre y paramos a comer en un
restaurante en el que comemos bastante bien. Hace rato que no llueve así que
ahora podemos movernos con facilidad. Seguimos paseando y Ana plantea hacer una
parada de un ratito por la tarde en el hotel para descansar. Hoy nos hemos
levantado a las 5:30 y eso pasa factura.
¡Yooooo!
De camino al hotel nos compramos un
helado y nos sentamos a comerlo en una plaza. El cielo cada vez está más negro
y poco a poco empiezan a caer gotas. Espabilamos un poco hasta llegar al hotel,
pero yo, que me encapricho de una pluma y su tintero aprovecho que ahora no
llueve mucho para ir a la tienda (al final de la calle y pasando un mini puente
sobre un canal) para comprarlo. Cris dice que tampoco quiere subir a la habitación
y se viene conmigo. En principio mi intención era sólo mirar, pero una vez
dentro de la mini tienda comienza a diluviar y nos tenemos que quedar dentro un
buen rato. Hablamos con la dueña bastante y nos cuenta que Venecia ha cambiado
mucho. Que ahora hay siempre mucho turista, y aunque hay comercios a los que le
viene muy bien, a ella le da pena no poder disfrutar de su ciudad con
tranquilidad. Yo la entiendo. De verdad que sí. Venecia me parece bonita, pero
está invadida por turistas. Es demasiado. Al final me gasto mis 10 euritos en
la pluma y el tintero y nos despedimos de la mujer cuando vemos que no llueve
demasiado. Cruzamos el puente corriendo y hacemos el camino de vuelta por
debajo de las terrazas. Cuando llegamos al hotel estamos casi secas. Subimos a
descansar un rato y a ducharnos antes de salir a ver Venecia de noche.
Cuando bajamos vamos a hacer fotos a uno de los canales que
están justo detrás del hotel. La verdad es que la estampa es bonita. Las góndolas,
los canales, los restaurantes, los edificios. Todo tiene su encanto.
Aunque también es cierto que tiene su encanto visto desde lejos. Las góndolas, por ejemplo, sí, es muy bonito, tiene que ser muy romántico, pero a la hora de la verdad no lo es tanto. Creo que un paseo en góndola tiene que estar muy bien, sí, pero cuando ves a los gondoleros con la pértiga en una mano y hablando con el móvil por la otra, no sé, como que pierde mucho encanto. Las calles y callejuelas, otro ejemplo, son preciosas, sí, pero están tan abarrotadas de gente que no se disfrutan todo lo que se podría disfrutar. No sé. Me llevo un sabor agridulce de este viaje por este motivo.
Primeras vistas de Venecia de noche
Aunque también es cierto que tiene su encanto visto desde lejos. Las góndolas, por ejemplo, sí, es muy bonito, tiene que ser muy romántico, pero a la hora de la verdad no lo es tanto. Creo que un paseo en góndola tiene que estar muy bien, sí, pero cuando ves a los gondoleros con la pértiga en una mano y hablando con el móvil por la otra, no sé, como que pierde mucho encanto. Las calles y callejuelas, otro ejemplo, son preciosas, sí, pero están tan abarrotadas de gente que no se disfrutan todo lo que se podría disfrutar. No sé. Me llevo un sabor agridulce de este viaje por este motivo.
Venecia de noche
Hace mucho frío por la noche y antes de comenzar nuestro
paseo y después de hacer las fotos del canal subimos a por más ropa a la
habitación. Visitamos sitios que hemos visitado esta mañana y al no hacer muy
buen tiempo para estar en agosto nos encontramos con que hay poca gente. Mejor.
Las fotos que saco no son las mejores, pero el paseo lo disfruto bastante.
Plaza San Marcos de noche
Cenamos, mal, y volvemos dando un paseo al hotel. Estamos muy cansados y nos acostamos en cuanto llegamos. Hoy ha sido un día largo y nos merecemos un descanso…
Comentarios
De todos modos de Venecia guardo un muy ben recuerdo ahora que pienso en ello. En mi memoria no hay ni un solo turista no sé por qué. Decidí quedarme con lo bonito.
Besos!