Hace mucho, mucho tiempo que no escribo en el blog. Ya no digo publicar, porque publicar publico de vez en cuando pero casi siempre fotos y eso no es lo mismo que escribir así que hoy me voy a poner a ello.
Poco antes de venir a Chile mis compañeros me dieron un regalo muy especial que me hizo mucha ilusión: un cactus de tela en una maceta al que bautizamos con el nombre de Pinchina (sin duda era una fémina) La idea era traerme a Pinchina a Chile para no echar tanto de menos a Pinchín pero era demasiado grande y mi maleta demasiado pequeña así que se tuvo que quedar en Madrid muy a mi pesar.
Muchos diréis que un cactus de tela no es gran cosa, pero yo muchas veces me he acordado de Pinchina y hoy os la quiero presentar.
No diréis que no es bonita, ¿eh?
El otro día hablé con Gon después de mucho tiempo y la verdad es que me hizo mucha ilusión volver a escuchar su voz y tener nuestras típicas conversaciones de que si esto está bien y que si esto va de aquella manera. Lo normal, vaya. Al final le pregunté por Pinchín, claro, y me dijo que no había quien enderezara a ese cactus. Se ha torcido y no hay nada que hacer, además con lo cabezón que es creo que es una tarea casi imposible.
No creo que en Navidad pueda ver a Pinchín, pero Gon me mandó una foto para que pudiera ver cómo evoluciona y la verdad es que está bien grande (claro, ya son muchos años los que tiene)
Como sé que os interesa mucho todo lo que le pase a Pinchín os voy a dejar su última foto para que veais cómo ha cambiado en estos años. Está bien alto, ¿eh?
¿Cómo le veis?
Comentarios
Besotes!!!
Besos!
Besitos !!!!
Sandri
Cómo ha crecido!!
Y Pinchina me encanta :-)
Besos
Silvia, me parto con tu comentario, jajaja. Todo el mundo quiere saber de él :)
Besos a las dos!!
Besos!
Oye, Pinchina es una monada en persona también. Eso es que no la mmiras con buenos ojos!!!
mmchuiks!