Turquía - Día 7

Miércoles, 22 de septiembre de 2011

Como ya va siendo costumbre nos levantamos temprano para estar de vacaciones. Nos damos una ducha, desayunamos y nos vamos.

La excursión de hoy es a Eyüp y es una excursión que hay que hacer en barco. Me gustan los barcos. De camino al puerto nos compramos un zumo de naranja recién exprimido en la calle principal que se me ha antojado desde antes de salir de casa.

Los españoles que conocimos en la Torre Galata nos dijeron dónde está el muelle desde el que sale el barco a Eyüp. Hay que dar una vuelta enorme pero vamos con tiempo de sobra así que no pasa nada por andar un poco más. Sacamos los billetes para el barco que no son otra cosa que unas fichas para pasar un torno. No hay ficha, no hay paso, así de simple. Cada ficha, es decir, el viaje a Eyüp, cuesta 2TL (0,80€)


El barco hace varias paradas pero la nuestra es la última así que no nos preocupamos mucho por cuándo bajar. Nos han recomendado que subamos a lo alto del cementerio para poder ver Eyüp desde arriba y ese es nuestro primer destino.

Comenzamos a andar y vemos que hay un teleférico que nos sube hasta el mirador. Desde que hemos llegado a Turquía hemos montado en mini bus, autobús, barco y coche privado. Para no dejar de probar medios de transporte turcos decidimos coger el teleférico por 2TL. Como véis el transporte en Turquía es más barato que en España. Mucho más barato. No hay cola para subir así que en cuanto llegan las cabinas nos montamos. Entramos con una pareja más.

La foto que veis se la he robado a Javi y Ana. Espero que no se molesten...

Cuando llegamos vemos que las vistas merecen la pena. Quizás no tanto como había imaginado pero lo cierto es que no están nada mal.


Después de unos minutos de dar vueltas sobre nosotros mismos y de hacer fotos decidimos sentarnos a tomar un refrigerio y unas patatas en unas mesas que están llenas de turistas y rodeadas de gatos. En Turquía hay gatos por todos lados.

Al bajar del barco hemos visto uno de los típicos puestos ambulantes de roscas. Son muy parecidos a los de las mazorcas de maíz pero venden roscas de pan en lugar de mazorcas. Vemos que aquí arriba también las venden así que compramos dos para compartir y un refresco cada uno. Cuando acabamos las roscas seguimos con hambre así que compramos también una bolsa pequeña de patatas fritas para compartir. La historia de cómo y cuánto tardamos en vaciar la bolsa mejor no la cuento para no parecer demasiados ridículos.

Mientras estamos sentados en la terraza oímos cómo llaman a la oración las distintas mezquitas. Cada una llama a sus fieles con cánticos diferentes y termina siendo un poco caótico. Menos mal que Santi empieza a tomárselo con buen humor...

Pagamos las bebidas y nos vamos a pasear por Eyüp. La bajada la hacemos a pie por un camino muy bien señalizado. Vamos, que es una línea recta que va hacia abajo. No tiene pérdida.


Durante la bajada vemos lápidas bonitas (para ser lo que son) y otras que están muy mal conservadas. Una pena.

El resto de la mañana la pasamos paseando. Al entrar en la mezquita Eyup Sultan Camii nos encontramos con un entierro que pasa por delante. Yo entro un momento pero no me muevo de la puerta (que quede claro que el muerto ha pasado de largo la mezquita. Sólo ha pasado por delante, si no no habría entrado). Los demás esperan fuera. A la salida del recinto nos encontramos con una imagen que nos deja un poco sorprendidos. Una señora está repartiendo azucarillos en la puerta. No sabemos si está relacionado con el entierro o si es por otra cosa. Me acuerdo de Selma y estoy segura de que ella nos lo habría explicado.

Buscamos un sitio para comer pero Javi y Santi siguen rechazando todos los sitios si sale alguien a ofrecer el menú. Al final nos sentamos en una pequeña terraza donde comemos un plato de kebab. Pasamos un rato agradable. La comida está rica pero al final se me hace un poco pesada. Noto la carne un poco pastosa y me termina cansando.

Después de comer volvemos a pasar por la plaza y después de ir al baño público (1TL) y de lavarnos las manos con agua de colonia de limón nos dirigimos al barco de nuevo.

La tarde la vamos a pasar en el gran bazar y, quizás si nos convence el aspecto exterior, también en un hamam o, lo que es lo mismo, en unos baños turcos. Yo he de reconocer que a ratos me apetece y a ratos no me apetece. A ver en qué queda al final la tentativa de los baños porque realmente no hay nada claro.

En el gran bazar pasamos un buen rato dando vueltas de un lado a otro. Javi quiere comprar polos y pasa toda la tarde regateando con unos y otros. Yo no tengo intención de comprar nada pero mirar miro. Y me siento tentada de comprar ciertas cosas de utilidad nula o casi nula para mí. Menos mal que al final me dejo llevar por el sentido común y no compro nada inútil.

El gran bazar son más de 4.000 tiendas bajo techo en Estambul. Realmente vale la pena visitarlo pero, a no ser que quieras comprar un montón de cosas, no es como para pasar el día entero allí dentro. Es entretenido, hay teterías, tienen cosas chulas, ropa, complementos, pero una vez visto un pasillo están vistos todos. Nosotros damos vueltas durante más tiempo del que nos gustaría porque estamos buscando algo concreto, pero creo que si no hubiera sido así nos habríamos ido antes. Yo me compro un cuaderno de cuero que en un futuro espero que me sea de utilidad para algún proyecto bonito.

Cuando salimos del bazar buscamos el hamam. Damos alguna vuelta pero al final lo encontramos. En la puerta discutimos sobre qué hacer. ¿Entramos o no entramos? La entrada es un poco cara con lo que esperábamos encontrar pero también es cierto que no vamos a tener muchas más oportunidades de estar en un auténtico baño turco. Quizás nuestro problema es que estamos un poco condicionados por lo que hemos leído en internet. Que si masajistas que te dan azotes en el culo para que te des la vuelta en el masaje, que si la gente va desnuda... No sé. Después de un (buen) rato en la entrada leyendo y viendo en postales lo que nos vamos a encontrar dentro decidimos entrar. Chicas por un lado y chicos por otro, claro. Y voy a decir, casi mejor. No sé si ellos piensan lo mismo pero nosotras no habríamos hecho lo que hicimos estando rodeadas de chicos mirando.

Una vez que pagas tu entrada te separas de los chicos. Vas por una puerta que te dirige a una sala más amplia y luminosa, como si fuera el patio de una corrala, donde hay sillones y una barra de bar para tomar zumos o refrescos. Subes por unas escaleras para llegar a las taquillas donde te dan una bolsita con unas braguitas negras y una toalla de cuadros. Y digo toalla por darle un nombre relacionado con el baño porque parece un trapo de cocina gigante. Eso sí, está limpio. También te dan zapatillas de baño. Una vez que te has cambiado tienes que bajar por la misma escalera y entrar por una de las puertas que hay en la sala.

Yo no sé lo que hay en un baño turco y me llama mucho la atención. Es una sala bastante amplia con una piedra gigante en el centro donde tienes que buscar un hueco para poder tirar tu trapo-toalla y tumbarte a sudar como un pollo. Es decir es una sauna gigante. Nosotras encontramos un trocito de suelo en el centro de la habitación y al tumbarnos vemos que hay una bóveda con pequeñas ventanas con forma de estrella. Hace calor y empezamos a sudar en seguida. La verdad es que Ana y yo pasamos un rato agradable charlando y disfrutando de la intimidad. Al menos yo. Mirando alrededor te das cuenta que las chicas, sólo por ser chicas, no necesitamos ropa para estar cómodas entre nosotras y es que, a pesar de que nos han dado la toalla para llevarla a modo de túnica alrededor del cuerpo ninguna la usa. En las fotos que os pongo a continuación no se ve nada de esto porque están sacadas de su página web, pero la realidad no tiene nada que ver con ellas. Lo cierto es que todas las chicas vamos desnudas excepto por las braguitas negras. Si queréis, podéis ver más fotos oficiales aquí.

La primera foto es de una de las piscinas (los chicos dicen que ellos no tenían) Hay dos. Una pequeña con el agua casi hirviendo y otra más grande (la de la foto) con agua caliente pero soportable. La segunda foto es de uno de los apartados que hay en los que puedes refrescarte con agua fresca y/o templada.

Ana y yo pasamos un buen rato tiradas en la piedra que hemos visto nada más entrar pero llega un momento que nos cuesta manentenernos ahí así que decidimos ir a por un poco de agua para tirarnos por encima. La habitación principal es redonda y tiene varias estancias en las que encuentras varias fuentes con agua fría y caliente. También hay recipientes como el que se ve en la foto para poder coger el agua y echártela por encima. Realmente el cuerpo te pide agua fría, muy fría. No entendemos porqué hay un grifo también con agua caliente. Después de eso vamos a las piscinas. La pequeña está muy caliente y no aguanto nada más que un rato muy corto. Ana no llega a entrar. La otra piscina tiene una temperatura más agradable y nos quedamos en remojo durante varios minutos hablando con unas chicas españolas.

Dentro del haman puedes moverte por donde quieras y el tiempo que quieras. Nosotras hemos quedado con los chicos así que llegada la hora nos tenemos que ir pero salimos de la sala ya duchadas. Nos hemos lavado el cuerpo de arriba a abajo después de haber sudado durante una hora y lo mismo hemos hecho con el pelo. Salimos a la calle relucientes...

A la salida compramos unos zumos naturales para recuperar líquidos y Javi se compra un kebab en el mismo sitio en el que cenamos ayer. Volvemos caminando hacia casa. Pasamos por el puerto primero y después por las callejuelas que nos llevan a Torre Galata y a nuestro Día% de confianza. Siempre hacemos el mismo recorrido.

Pasar por el puerto sin lluvia de noche es bastante bonito. Se ve la ciudad iluminada mires donde mires.

Después compramos la cena para la noche y volvemos cargados hasta casa. Los chicos se van a hablar con Fatih y yo le digo a Ana que podemos ir subiendo para ducharnos y hacer la cena mientras ellos hablan con Fatih y éste les explica la excursión de mañana. A Ana no le parece bien que seamos nosotras las que subamos todas las bolsas pero yo estoy obcecada con el tema cena y digo que no nos cuesta nada subirlas. Cuando estamos a medio camino me doy cuenta de lo que Ana quería decir. Hemos subido cargadas como mulas y los chicos subirán después con las manos en los bolsillos.

Hoy vamos a cambiar las camas y comentamos también la posibilidad de cambiar de pareja en caso necesario para la última noche.
Mañana es nuestro último día en Turquía y hemos decidido madrugar mucho más que de costumbre. De verdad esto no son vacaciones...

Comentarios

Carlos ha dicho que…
buen post!

me gusta mucho la foto de las lápidas :D

Carlos
Narayani ha dicho que…
Jo Carlos, ¡¡qué tino!! Es la única foto que he retocado, jaja. Tenía los colores un poco apagados y la pasé por chapa y pintura antes de mostrarla.

Un beso!